(1925-1974)
Rosario Castellanos, escribió para nosotras, para las mujeres latinoamericanas, su capacidad para entretejer las emociones y los sentimientos en palabras profundas de amor, ácidas, melancólicas o ausentes; ella habló por todas, por quienes callamos, obedecemos y somos propiedad de alguien, ella lo vivió, ella supo de lo que hablaba, de ese silencio en el que muchas guardamos el amor que no encuentra eco en el otro, ella supo lo que fue perder un hijo, conoció la ilusión de esperarlo y de no verlo nacer.
Rosario Castellanos nos dio voz a todas, supo dibujarnos, plasmarnos, contarnos entre la narrativa de esas palabras que nos reflejan, que gritan desde el alma cuando el corazón se desgarra por amor, porque el amor siempre estuvo presente en su obra; ella entendió su papel en el mundo al referirse a él "como un lugar de lucha donde uno está comprometido", y con ella, nosotras, las mujeres.
Rosario Castellanos es una de las máximas representantes de la mujer mexicana en la literatura, hoy la recordamos a 41 años de su muerte, aunque realmente nunca se ha ido pues su obra sigue hablando.
Lo cotidiano
Para el amor no hay cielo, amor, sólo este día;
este cabello triste que se cae
cuando te estás peinando ante el espejo,
esos túneles largos
que se atraviesan con jadeo y asfixia;
las paredes sin ojos,
el hueco que resuena
de alguna voz oculta y sin sentido.
Para el amor no hay tregua, amor.
la noche se vuelve, de pronto, respirable,
y cuando un astro rompe sus cadenas
y lo ves zigzaguear, loco, y perderse,
no por ello la ley suelta sus garfios.
El encuentro es a oscuras,
en el beso se mezcla
el sabor de las lágrimas.
y en el abrazo ciñes
el recuerdo de aquella orfandad, de aquella muerte.
