“Menores
de 14 años es la mayoría que hay de mamá aquí, la mayoría aquí tiene 12 hijos
por familia, por casa, muchas dicen: “vamos a tener familia”, pero nunca dicen:
“¿cuantos platos voy a servir hora?, ¿Para cuantos tendré mañana?”; ellas no se
fijan en eso, ellas de lo que tratan es de ser feliz y cumplidas con su marido;
¿se imagina que responsabilidad de tener tanto niño?, el papá no sabe lo que es
la responsabilidad de tener tanto niño; simplemente en mantenerlos es en lo que
se deberían de fijar”
Partera de la comunidad de las Ladrilleras
La madre es una institución
histórica,
desde el enfoque bíblico con la representación de Eva como la primera madre y en
la religión católica con la virgen de Guadalupe como madre de todos los
mexicanos, hasta la estigmatizada Malinche madre de nuestro mestizaje; la madre
es un emblema que nos supera.
En el imaginario popular se
cree que “ser mujer” se alcanza hasta que se es madre, y socialmente una mujer sin hijos es vista
como una mujer incompleta, al carecer de un hombre que le permita procrear
y darle el valor que el prejuicio social
le demanda.
Más allá de los paradigmas
socialmente establecidos, hay que
destacar que las políticas públicas inciden en la reproducción de las mujeres,
ya sea para frenarla o para propiciarla, por ejemplo, a finales de la década de
los 70´s, la dinámica demográfica en México llevo al gobierno a diseñar una
nueva política de salud pública, la pirámide poblacional
tenía una base ancha por el gran número de nacimientos y una población reducida
de adultos de más de 60 años, así se creó el programa de planificación
familiar, con el slogan “La familia pequeña vive mejor”.
Y aunque la llamada “revolución
femenina” trajo consigo un cambio en la mujer, quién ganó más derechos y una
visión distinta sobre su rol de madre, han sido las políticas públicas quienes
en gran parte han incidido en su visón hacía la maternidad. La forma de educar
a la población femenina va desde informar o desinformar a través de campañas, o
como en los años 70´s para lograr el éxito de la planificación familiar se hizo
uso de los melodramas didácticos como la telenovela “Acompáñame”.
Con estos antecedentes se
pensaría que en este siglo la planificación familiar es un proceso aprendido,
donde las parejas se esperan para casarse y postergan la maternidad, o bien
tienen menos hijos, sin embargo en el estado de Guanajuato, el ser madre con la
madurez que implica es cuestión de clases sociales; de acuerdo a las estadísticas
2010 del Consejo Nacional de Población (CONAPO),
la tasa de fecundidad en mujeres adolescentes de clase media baja de entre 15 a 19 años es del 56. 2 %.
Lo que nos lleva a reflexionar sobre el alto índice de madres adolescentes que
viven su sexualidad a temprana edad sin una información que las guíe.
Ser madre a edad temprana conlleva
a la deserción escolar, muchas quedan bajo la tutela de la familia y de la
responsabilidad del padre de la adolescente, quien se hace responsable de la
manutención de un nuevo integrante; y de ser una familia tradicional pasa a ser
una familia compuesta; algunas de ellas son obligadas a casarse y las dejan a
su suerte con una pareja también adolescentes que carece de la madurez y los
recursos para formar un hogar; otras encabezan los hogares como jefas de
familia al ser madres solas o pasan a
ser parte de la feminización de la
pobreza al no tener medios para subsistir.
La feminización de la
pobreza en Guanajuato se agudiza en mujeres de clase baja que son madres solas
o madres adolescentes, de acuerdo a los indicadores del INEGI, señalan que en
el 2008 la pobreza alimentaria en hogares rurales en el estado fue del 26.5% a
diferencia del 8.3% de los hogares urbanos.
Por otra parte las madres
adolescentes viven la presión emocional de enfrentarse a lo desconocido, muchas
se ven obligadas a salir a trabajar por un bajo salario, dejando a sus hijos
bajo el encargo de un familiar por carecer de seguridad médica que les provea
de guarderías y de atención para ellas y sus hijos. Y que decir del rechazo social
que pesa sobre ellas por ser madres adolescentes o madres solas, en muchas
ocasiones este rechazo se vive dentro de la misma familia, quienes la culpan de
“haber fracasado”.
Las adolescentes en
Guanajuato necesitan que se fortalezcan los programas sobre salud reproductiva para
evitar el embarazo a temprana edad, y logren alcanzar su proyecto de vida, necesitan
más políticas públicas, más oportunidades de desarrollo humano para vivir una
vida digna, libre de violencia, donde se respeten sus derechos sexuales y
reproductivos, donde alcanzada la madurez en conciencia e informadas sean ellas
quienes tengan la libertad de decidir el momento y el número de hijos que
desean tener, para cuando elijan vivir el rol de madre sea sin marginación, de
manera digna y de forma plena.