Hoy conmemoramos el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”; día que nos lleva a reflexionar la condición que las mujeres de todo el mundo vivimos en torno a la violencia; basta con abrir los diarios, sintonizar la radio y la televisión o accesar al Internet para vernos reflejadas en el espejo de la vida diaria con un sinnúmero de historias plagadas de violencia.
A diario las mujeres somos protagonistas de feminicidios, vejaciones y discriminación de todo tipo; en todos los estratos sociales y en todos los escenarios de la vida pública y privada.
La violencia física o emocional es el pan nuestro de cada día; donde lo más terrible de todo es que esta condición es vista por la mayoría como una situación normal, impidiéndonos avanzar en esta materia.
¿Dónde quedó nuestro derecho a acceder a una vida libre de violencia? Cuando las mujeres somos prisioneras del destino marcado por el rol social ante la violencia doméstica, la violación, el acoso sexual, la feminización de la pobreza y el sometimiento que la propia historia nos ha impuesto.
En 1999, la ONU dio carácter oficial al 25 de noviembre para conmemorar el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” por el violento asesinato de las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, tres activistas políticas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 en manos por la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana.
Sus cadáveres destrozados aparecieron en el fondo de un precipicio. Históricamente estas mujeres han simbolizado la lucha y la resistencia.
Hoy la violencia que las mujeres vivimos supera este acontecimiento por el cual se instituyo este día; la pregunta entonces es ¿Cuánto hemos avanzado en esta materia? ¿Cuántas mujeres más tienen que seguir escribiendo la historia con su sangre para conmemorar realmente el 25 de noviembre como el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”? ¿Cuantas?
